 
      Las obras de Emilia proponen al espectador entrar en una suerte de juego-examen al igual que las cartas de Ishihara.
		Cada color, cada círculo sacado o adherido, devela un detrás misterioso que a partir de distintos patrones de imágenes, colores, tamaños y modelos, nos permite construir nuevos fenómenos visuales entre el ver y el estar, entre lo que está y se deja entrever.
		Un emblemático juego-obra donde se pone en vista la posibilidad de descifrar los acontecimientos pasados y por venir, según una suerte de compendio de imágenes que entrenan, registran y evocan nuestra mirada y nuestra memoria"
		Daniel Fischer
				
 
					
				 
					
				 
					
				 
					
				 
					
				